Sirve para valorar el grado y la reversibilidad de la obstrucción bronquial.
Consiste en hacer una espirometría, después se aplica un inhalador para abrir los bronquios, y repetir la espirometría al cabo de 15 minutos. Comparando los resultados antes y después de administrar el broncodilatador, se puede valorar el estado de los bronquios del paciente.
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